Las pasadas semanas fueron duras, de repente en la vida se juntan varios sucesos malos y es cuando hay que sacar la casta. De todo lo malo que me sucedió el pasado mes, la peor noticia fue el pasado 26 de Junio, cuando mientras yo estaba en el aeropuerto de Phoenix, viajando de manera imprudente en medio de una Pandemia, recibí un mensaje de mi hermana que me dejo helado:
“Hola David, me infecté de Coronavirus”
Yo sabía que era cuestión de tiempo, aún así quería que no llegará nunca, mi hermana siendo doctora en el IMSS en México, con tantas carencias y con un gobierno incompetente unicamente preocupado por la propaganda, tenía probabilidades altas de ser infectada. He estado preocupado por la Pandemia desde Febrero, desde el principio Gabriela fue parte central de mi preocupación pública. Yo sabía que podía proteger a mis hijos y a mí, sin miedo a tomar medidas exageradas, pero desde entonces sabía que mi hermana estaría en una posición muy difícil, conociendola sabía de lo responsable que siempre ha sido, de como pondría por encima a sus pacientes y compañeros que a si misma, sin tomar todas las precauciones y esta sería una característica muy peligrosa enmedio de una Pandemia. Toda mi preocupación pública por hacer videos, posts e informar dirigidos a mis amigos en México, siempre tenían de fondo el ayudar a que las cosas en el país no se complicaran, ingenuamente pensando que de alguna manera eso ayudaría a que mi hermana estuviera más segura. En Abril Gabriela tuvo un accidente que la dejo incapacitada por un mes, se fracturó la mano, nunca había estado yo tan feliz de que mi hermana se fracturara, pero pues era sólo prolongar lo inevitable, eventualmente sanó y regreso a trabajar, en esa época traté de insistir en que se preparará tanto como pudiera, que comprará todas sus N95, todo su equipo protectivo, porque siendo México, pues cada quien se rasca con sus uñas, aún así hay muchas cosas que no podía hacer, todas principalmente relacionadas con las condiciones de trabajo en su hospital, cuando me platicaba yo solo me encabronaba por las carencias y la falta de planeación, eventualmente, no tardaron en morir los primeros de sus compañeros de trabajo, gente que se fue mucho antes de su tiempo, el reloj seguía avanzando y llegó el fatídico día, en que a ella le tocaría la ruleta rusa.Para cuando me avisó, ya tenía una semana con síntomas, me enojo que no me dijera antes, pero siendo Gabriela, solo hasta tener los resultados positivos del examen de Coronavirus, me diría, no antes, nunca se quejaría antes de tiempo, nunca me preocuparía sin estar segura. Ah y claro, el examen lo tuvo que pagar ella misma, porque pues, México.Para ese momento ya también mi sobrina Alejandra y mi mamá habían presentado síntomas, viviendo juntas, era de esperarse. Alejandra al ser una mujer joven de 20 años, lo más probable es que no le pasara gran cosa. Pero mi hermana en sus 40s con condiciones y sobre todo mi mamá cerca de 70 años y con múltiples comorbidades, tenían un riesgo grande.Todos los días después de ese y por un tiempo me la pasé sumamente preocupado, en comunicación todos los días, para ir viendo el desarrollar de los más pequeños síntomas, ya para ese entonces había leído raudales de información sobre Covid, ahora a leer aún más, especialmente toda la información positiva, era fundamental tratar de ayudar a que mi hermana y mi mamá tuvieran una actitud positiva, el sistema inmunologico lo necesita, y desde lejos, en realidad era de lo poco que podía hacer. Aconsejaba lo que podía, ejercicios de respiración para evitar llegar ser hospitalizado, suplementos varios para fortalecer el sistema inmune, recetas de tes anti-Covid, lo que fueraEs curioso el estado mental de uno ante problemas que implican peligro de muerte para seres que amas, estaba preocupado, pero al mismo tiempo trataba de convencerme de que nada pasaría, de que todo saldría bien y de que en realidad no estaba pasando nada tan grave. Supongo todos tenemos distintos mecanismos para lidiar con la realidad, algunos de los cuales implican olvidarla a ratos, o pretender que no es seria o no existe.Los días siguieron pasando y siempre tenía miedo al preguntar “¿Cómo siguen?”, el miedo de que fuera a llegar un día donde me contestaran que los síntomas empeoraron. Afortunadamente nunca llegó ese día. Se hicieron varios estudios, y no se veían complicaciones con los niveles de inflamación, la saturacion del oxigeno seguía saliendo bien. Mi hermana siendo doctora y sobre todo super metódica a diferencia del desastre que es su hermano, siempre tuvo todo bajo control. Las mujeres de mi familia son muy fuertes, definitivamente mucho más fuertes que yo. Los que me conocen saben que no creo en un Dios personal, creo más en el Dios de Einstein o Spinoza. En que Dios es todo el universo en sí. Aún así, estoy agradecido a la naturaleza, a ese todo, que se dieran así las cosas para poder seguir disfrutandolas (o aguantandolas) por un tiempo. Ya casi estan fuera de peligro, y por eso hasta decidí hacer este post, no lo quería hacer mientras no fuera así. Mi familia tuvo suerte, miles de familias no la han tenido. El virus sigue avanzando inexorablemente, sin respetar nada en su camino. Es la época que nos tocó vivir, por favor no bajen la guardia. Aún nos falta camino por recorrer. No es divertido saber que tu familia juega ruleta rusa. Evitenlo mientras sea posible. Ya recordaremos en el futuro todos juntos los desafíos de este presente.